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Channel: Land of Waffles
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Historias de amor que nunca pasaron.

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Ligeramente relacionado con esto.
(¿2011? Yo creí que había pasado hace dos semanas D: )


Algunos dioses se habrán puesto de acuerdo de haberme dado una pizca de más imaginación que lógica matemática o coordinación motriz fina, quizás para compensar el hecho de que nada extraordinario fuera a pasar en mi vida, como una manera de equilibrar la monotonía de fuera con excitación dentro de la mente.

Mi dificultad de encontrar un atractivo de potencial pareja en otra persona era balanceado con mi habilidad de análisis y creación de imágenes, no terminaban de pasar los días de negación para cuando yo ya tenía una novela.

"Me gusta. Me gustas."

Lo siguiente a descubrir el sentimiento era tener vívidas imágenes de nuestras conversaciones, los chistes, las bromas, los acercamientos, tomarse la mano, el primer beso, las citas, pero más que nada, ese sentir tan grande en el pecho, un galope, un espacio amplísimo que era llenado de manera más vasta cuando eran suspiros de ellos.

Mi mente ayudaba bastante para crear escenarios completamente palpables, cosas que definitivamente pasaron en un universo alterno.

Con la imaginación de una adolescente hormonal, he sido capaz a lo largo de mi vida de tener montones de finales felices.


Y así he ido de nube en nube.



El fatídico día que escuché el nocturno del cereal en mi bemol a sus manos nerviosas fue cuando comenzó el idilio de dos años de esperar horas en los días de clase, de mirar por la ventana los autos en el estacionamiento, de pasar nerviosamente afuera del restaurante de sushi.
Imaginaba como sería caminar mis dedos por su cabello desde su cráneo hasta los hombros o la historia de su vida en una salida de seis horas.

A pesar de todo mis fantasías eran limitadas, porque yo no podía engañarme a pensar que un noviazgo sería bonito. Yo era plenamente consciente de lo improbable de una atracción mutua, y de que, en los universos en los que sí pasaba, ambos éramos incómodamente infelices.
Por eso viví se me fueron esos dos años de capricho a suspiros.


Noir fue para mí como comer una cucharada de Nutella después de un día de trabajo. Quererla me hacía sonreír, concebirla feliz me aliviaba, y saberme su causa era una obra buena en mi día. Eran cosas ordinarias, pequeñas frases, mensajitos torpes, y yo sentía algo llenándose adentro mío.

Su afición por la arquitectura me hacía mirar fotografías de casas en lugares fantásticos, imaginándonos en una primavera aflojerada viviendo de amor y comidas extrañas, pintando escenas en los muros blancos, haciendo juegos de búsquedas que terminaran en un rescate pagado a besos.

Me acercaba a ella cada vez que tocaba. ¿Amas la música, Pequeño Conejito Soleado? Quizás así podamos estar más cerca, un poquillo más juntas. Tal vez tu me recuerdes cada vez que bailes.

El deseo sólo sucedió para disipar nuestro etéreo amor construido sobre vapores cósmicos de fantasías virginales.
Quiero más.
No puedo darte más. No puedes darme más.
Duele. Me gustas y duele.
Todo se fue tan inexplicablemente como llegó.
Y ya no sabe a Nutella más que a una malteada que debía ser dulce pero no tiene azúcar.



Luego, hace poco, en un derecho y revés de palabras, risas y mensajes, las fantasías volvieron a crearse, ahora con otra mano en las agujas del tejido. Y de poco a poco crecían, bailaban, abrigaban en una bufanda de posibilidades.

Pero como cualquier tejido en donde un revés esté mal hecho, hay que descoserlo todo.




No vengo aquí a quejarme (alprinicpiosí), sino a que nos ríamos juntos de mí.

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