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Channel: Land of Waffles
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Hablar con la gente IV

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Buscaba en el agujero negro de mi bolsa monedas suficientes para pagar un té Arizona. Conté moneda a moneda hasta completar once pesos: le dije adiós a mi último circulito con un cinco grabado y guardé toda la morralla que quedaba.
Un chico que iba caminando a mi lado desde hacía una cuadra me detuvo al girar en una esquina.
-¡Oye! ¡Se te cayó esto! -dijo, entregándome cinco pesos.
Estaba casi segura de que en mi cartera sólo había cincuentascentavos, unpesos y dospesos, pero también reconocía haber maniobrado mucho con la bolsa.
Apelé a su buena fe y aunque tenía mis dudas tomé el dinero, miré su rostro y le sonreí.
-Gracias. -di una pequeña reverencia con la cabeza y mientras volteaba escuché que me volvía a hablar.
-¡Ah! Bueno, no quería quedarme con las ganas de preguntarte, y... ¿cuál es tu nombre?
Yo sabía que no traía cinco pesos, pero si estaba dispuesto a gastar dinero en detenerme en la calle para hablar, merecía saber mi nombre.
"Ah... Mi nombre vale cinco pesos" pensé mientras me iba.


La moda del grupo son los catorce años, variando con una chica de doce, su hermano de dieciocho y en una orilla aparte un pan duro de veintidós.
La lección hablaba sobre términos referentes a los estados civiles en francés, con datos sobre el número de personas que se casaba, divorciaba, o vivía en unión libre. En una esquina de la página estaba una caricatura de una pareja saliendo de la iglesia y niños arrojando arroz sobre la pareja y una olla sobre la cabeza de la novia, se leía a una mujer diciendo "Je leur ai dit de jeter le riz crue, pas la casserole!"
Uno de los chicos de catorce, siempre hablador, lleno de la ocurrencia propia de su pubertad, preguntó.
-Maestra ¿qué es "riz crue"?
-Oh, Santiago, eso significa "arroz crudo".
La chica de doce se exaltó.
-¿Y para qué quieren arroz crudo en una boda?
-¿Pero qué tradiciones son esas? Franceses locos -continuó Santiago.
-No es cosa de los franceses, Santiago, aquí también se hace, o bueno, se hacía, aventar arroz a la pareja saliendo de la iglesia como símbolo de prosperidad.
-¿Qué? -dijeron ambos, con expresión de no poder haber escuchado una cosa más ilógica.
Me reí.
-Oh, vamos ¿que no fuiste a una boda en los noventa?
-Pues no, considerando que nací en el '99.
Me quedé boquiabierta un momento.
Chingado, ¿qué pasó en el mundo que tú y yo estamos tan lejos en una cosa tan común?


Le contaba a Mary mis penas del dinero que se iba en fugas de agua y cuentas qué pagar. La angustia que da saber que tienes el dinero contado, que más te vale no necesitar nada después porque ese dinero se irá y habrá que esperar pacientemente hasta volver a tenerlo y no sangrar de ningún lado que necesite más.
-Hice los pagos en varias partes porque me duele muchísimo el codo pagar todo de una sola vez, al menos así me engaño dándolo en partes y no sufriendo dejando de tener dinero de repente. Ya sabes, aproximaciones sucesivas.
-Pero igual tienes que darlo todo. Por ejemplo, si vas al oxxo y pagas la luz, ahí mismo podrías poner saldo y pagar el agua, pero al no hacerlo ahora hasta pierdes tiempo, pudiendo haberlo hecho todo junto.
-Anda, sí, de hecho justo eso me pasó...
-José Luis me dice "¿y para que te aferras a ese dinero? Ese dinero ya tiene dueño, ya es de otra persona: sólo lo estás reteniendo" Y creo que tiene razón.


-Vamos a leer sobre los tipos de composiciones familiares en Francia -explicaba la maestra- y vamos a discutir las diferencias o similitudes con las de México ¿sí?
Sin mucho entusiasmo los chicos asienten y escuchan los datos de la lectura. El texto habla sobre la costumbre de que la mujer lleve el apellido de su marido en un matrimonio heterosexual.
-¿Eso también pasa en México? -pregunta la docente.
-No.
-Así es, aquí se usa el apellido de soltera más un "de" y el apellido del esposo, aunque sólo en los documentos oficiales.
Una masilla cuadrada de pan se queja.
-¿En los documentos oficiales el nombre cambia por el de casado?
-Sí, en el acta de matrimonio y de ahí en delante todo lo que quieras hacer con esa acta es "de alguien".
La cara de asco fue imborrable.
-¿Pero cuál es problema que te parece tan inconcebible?
-El sólo hecho de que en un documento oficial tu nombre tenga sentido de pertenencia a alguien.
-Ay, no, cómo lo ves así, si...
El chico ocurrente, insolente y sin argumentos más que la sola idea de llevar la contraria interrumpió.
-Pues depende de cómo lo veas.
-Pueden decir lo que quieran, pero "de" es una preposición que indica pertenencia, y eso es algo que, por mucho que intenten justificar, va a seguir siendo.
Nadie dijo nada.
La lectura continuó.
-"Una familia compuesta"-decía el escrito-"es aquella conformada por dos personas con hijos de matrimonios anteriores que deciden vivir juntando las dos familias".
El arrebatado ojiazul dejó ver sus complejos y al terminar la frase ladró:
-Eso es una tontería y obviamente no funcionaría ¿a qué clase de idiota se le ocurriría?
-No lo sé -la voz fue incisiva y delicada- Quizás, depende de cómo lo veas.


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