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Channel: Land of Waffles
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Un deja vu en el plano onírico

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Un "deja vu" es la sensación de haber vivido una situación previamente a una nueva experiencia, y esta peculiar experiencia ha sido objeto de numerosas teorías de su significado; desde poderes psíquicos hasta teorías conspiracionales, la idea de una situación familiar que puede no haber pasado antes embarga a las personas de muchos sentimientos.

Aún cuando es normal pensar en esto día a día, y basado en las pláticas que he tenido con otras personas, me doy cuenta de que es aún más normal pensar que ese deja vu sucedió en un plano onírico.

Cuando era niña mis días estaban plagados de éstos. Noche tras noche, en el bizarro y usual sueño se presentaba de alguna manera, una situación, un diálogo, una persona, un paisaje que luego resurgía en la realidad. Llegó incluso a ser realmente fastidioso el deja vu dentro del deja vu. "Yo soñé esto. Y en el sueño yo hablaba acerca de que eso ya lo había soñado" hasta realizarse una cadena tan enorme, que lo único que deseaba era romper ese ciclo; de ahí que llegara a hacer cosas tan extrañas a mitad de conversación como saltar, abofetearme o cambiar súbitamente el tema.

De alguna manera llegué a controlarlo, aunque había veces en que bajaba mi guardia y de nuevo mi subconsciente me jodía.



El primer sueño del que hablaré sucedió hace dos días.

Caminaba hacia la plaza principal de la que, claramente, era otra ciudad. Recordaba la vez anterior. El trío de Jazz me había dejado sola y habían tocado sin mí el día anterior; así que en ese momento me encontraba en medio de desconocidos, a punto de tocar música que en la vida había visto. La plaza estaba a reventar, y aunque me sentía insegura, mis conocimientos de algo me habían servido y lo había logrado. la gente aplaudía, y aunque yo no conocía a mis nuevos compañeros de banda, me sentía apoyada. En cuanto terminó el recuerdo, volteé la mirada y vi a Salvador caminando conmigo. Le conté la agradable experiencia que había tenido antes y mis expectativas de que esta vez, cuando tocáramos como era debido, también nos fuera igual de bien. Miré nuevamente la plaza y me sorprendí de verla repleta de flores, en áreas de diferentes colores. Emocionada, jalaba la playera de mi baterista y señalaba las pequeñas plantas.
Desperté. Ciertamente ya había soñado estar en esa plaza; pero no había pasado lo que ya había dicho. Yo estaba perdida en esa ciudad, y no tenía idea de cómo regresar. ¿A qué juegas, enorme iceberg que oculta mi "ello"?


Llovía. La cuadra estaba llena de personas. Muchos conocidos, personas que fueron importantes para mí, algunas que todavía lo eran. Conocidos, familiares. Mi respiración se agitaba mientras me daba cuenta de lo que estaba pasando. Iba a casarme, y con él, de toda la gente. "¿Por qué, por qué?" pensaba mientras veía con confusión todo a mi alrededor "Yo no quiero hacer esto. No quiero casarme. Ni con él ni con nadie. Pero ya hay mucha gente, y están todos los arreglos... ¿Qué clase de cosa puede haber pasado para que yo aceptara que esto sucediera?" Necesitaba de alguna persona que me apoyara para pararme frente a todos y decir que lo último que quería era estar en ese lugar realizando esa actividad. Tomé mi gran vestido blanco y corrí por la lluvia, buscando "Duo" en el celular. Corrí lo más lejos que podía. Quería irme, no quería estar ahí. Quizás no necesite llamar a nadie si me puedo ir sola. Di la vuelta a la grandísima cuadra que acababa de recorrer mientras veía el horizonte y un amanecer. Alguien llegaba atrás mío y me tomaba del hombro. Felipe, el hermano de mi baterista, me sonreía y decía "mejor regresamos", me volteé tristemente, con una cara de excusa, mientras llegaba también Salvador. Derrotada, recorría junto a los caballeros al que sería mi horrible destino. Vi la cara de Enrique y como desviaba su mirada, consciente de que yo había tratado de huir, y me atacó la vergüenza ¿cómo decirle a toda su familia que a pesar de estar en el evento no quería casarme con él?

Estaba empapada, y de ese lado todavía era de noche. Entré a una tienda y veía a otro compañero de Diseño; el chico me miraba bajo sus lentes y se reía de mí, vaya embrollo en el que te metiste ¿no? Quise abrazarlo y llorar. Suplicarle que me sacara de ahí, con una desesperación cual Alicia le intenta razonar aun gato risueño.

Me forcé a despertar.

Ese lugar... Ese amanecer. Ya lo había visto, en otro sueño ¿pero en cuál...?

Deja vu...

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